domingo, 20 de septiembre de 2009

EDUCAR LA TOLERANCIA EN UN MUNDO DE DIVERSIDAD


EDUCAR LA TOLERANCIA EN UN MUNDO DE DIVERSIDAD

En la sociedad actual utilizamos a menudo el término tolerancia sin reparar en que se trata de un concepto cuyo significado no se conoce con exactitud. Si consultamos el Diccionario de la Real Academia encontramos dos acepciones; en primer lugar se entiende por tolerancia el “respeto y consideración hacia las opiniones o prácticas de los demás, aunque sean diferentes a las nuestras” Por otro lado, encontramos otra definición con un sentido más específico que afirma que tolerancia consiste en “permitir algo que no se tiene por lícito, sin aprobarlo expresamente; o sea, no impedir –pudiendo hacerlo- que otro u otros realicen determinado mal” Si nos damos cuenta, la cuestión está en determinar el límite de lo no tolerable: la legítima diversidad siempre debe tolerarse (respetarse) y, sin embargo, la ilegítima puede tolerarse o no, dependiendo de las circunstancias. Estos planteamientos son los que habrá que inculcar a los jóvenes de cara a su relación con sus iguales e integración en la sociedad compleja que les toca vivir.
De lo anterior debemos concluir que la tolerancia, entendida como respeto y consideración hacia la diferencia, como una disposición a admitir en los demás una manera de ser y de obrar distinta a la propia, o como una actitud de aceptación del legítimo pluralismo, es a todas luces un valor de enorme importancia.
Entendida así la tolerancia puede ayudar a resolver muchos conflictos y a erradicar muchas violencias. Por desgracia vivimos en un mundo en el que son frecuentes actos de violencia y maltrato al prójimo por lo que deducimos que una educación centrada en la tolerancia debe primar y promoverse de una forma necesaria y urgente.
Los estudios realizados sobre la violencia en general reflejan que la representación que una persona o un pueblo tiene de sus posibles víctimas, desempeña un decisivo papel en el riesgo de ejercerla. El individuo violento suele creer que su violencia está justificada o es inevitable, y se conceptualiza a sí mismo cuando la utiliza como un héroe y a la víctima como un ser despreciable e infrahumano, inhibiendo la empatía. Así es más fácil emplear la violencia. La representación de una persona o un colectivo como inferior o como enemigo está estrechamente relacionada con su posible victimización. En función de lo cual no resulta sorprendente que las creencias sexistas y racistas estén estrechamente relacionadas con la violencia que se ejerce contra los colectivos a los que se aplican.
Conviene tener en cuenta, por otra parte, que una de las causas más importantes de la intolerancia son las diferencias de estatus y poder que existen entre los seres humanos. El prejuicio puede ser utilizado para legitimar dichas diferencias. Numerosas situaciones históricas así lo reflejan: el hecho de considerar a las personas sometidas a situaciones de esclavitud y explotación como inferiores (en inteligencia, ambición...) ha sido utilizado para dar apariencia de justificación a las injusticias que con esas personas se cometían. Por otra parte, cuando se negaba a las mujeres el derecho a votar, solía argumentarse que su desarrollo intelectual era inferior al de los hombres.
Al igualar el poder que existe entre dos grupos los prejuicios entre ambos suelen disminuir. Cambio que puede ser considerado como una prueba de la importancia que tiene la igualdad de oportunidades para desarrollar la tolerancia.
La Historia de la Humanidad refleja que intolerancia y violencia suelen producirse de forma paralela, como dos caras de una misma moneda, cada uno de estos dos problemas contribuye a que el otro aumente. La intolerancia está en el origen de la violencia.

jueves, 17 de septiembre de 2009

LA VANIDAD DEL CIERVO


LA VANIDAD DEL CIERVO
Erase una vez un ciervo que tenía una bella cornamenta, de la cual estaba tan orgulloso, que acostumbraba a burlarse de los carneritos, creyéndolos inferiores porque ellos no tienen cornamenta. Con frecuencia se miraba en las aguas del arroyo cercano y se decía: “Que cornamenta tan bella y fuerte tengo, sin embargo mis patas son tan delgadas, si pudiera cambiarlas por otras, con gusto lo haría”.
Un buen día de verano en que pastaba tranquilamente en la sabana, sintió el rugir de un león y al verlo corrió desesperado pues éste lo seguía, sus patas veloces lo ayudaban a alejarse, pero de pronto su hermosa cornamenta quedó enganchada entre el follaje de los árboles. El ciervo, intentó desesperadamente liberarse, pero le fue imposible, pues entre más luchaba por zafarse, más se le enredaban los cuernos en el follaje.
Mientras el león casi lo alcanzaba, el ciervo con una de sus patas pudo alejar unas ramas primero y otras después hasta que se liberó, y con ágiles movimientos huyó rápidamente para escaparse del león. Luego, ya a salvo se dijo muy arrepentido: “¡Las patas que tanto desprecié me han salvado en la fuga y mi cornamenta que tanto admiraba me traicionó!”. Analiza la lectura y reflexiona sobre este tema, teniendo en cuenta tu realidad.

martes, 15 de septiembre de 2009

EL POLLITO AMARILLO


EL POLLITO AMARILLO

“Papá gallo araba la tierra en el huerto, Mamá gallina se hacia un delantal y los dos vivían contentos y felices con su único hijo, el pollito Amarillito.” “Amarillito, era alegre y juguetón, tan juguetón que no hacía otra cosa que jugar y jugar… Aquella mañana se había ido a picotear lombrices y bichos que vivían a la sombra de un árbol muy alto y poblado de ramas que se alzaba cerca de la casa en que vivía la familia.”“Picoteaba el pollito Amarillito las hormigas traviesas y las lombrices y los gusanos negros con sus muchos pares de patas, cuando se acercó dando saltitos, un conejo”._¿Quieres jugar?_ le preguntó Amarillito._No, primero tengo que hacer mis deberes escolares _contestó el conejo.El pollito Amarillito se puso a reír, y dijo:_ ¡con tan bella mañana no vas a jugar!El pollito Amarillito se puso a reír los dientes al aíre, bigotes al viento se fue el conejo, contento, contento.Por el otro lado de los caminos que bordeaban el árbol, venia gruñendo el cerdo regordete. El pobre, apenas si podía caminar por la gordura. Estaba sofocado, las gotas de sudor le mojaban la gorra y la chaqueta, el pantalón y los libros._¿A dónde vas?_ le preguntó Amarillito._Voy a buscar comida para mis hermanos _ respondió el cerdo, sin detener su paso.El pollito se puso a reír, y le dijo: _No seas tan bobo, el día está muy bueno para jugar.Reía el pollito cuando corría que corría el perro Cachirulo. Venía con sus libros y cuadernos._¿Adónde vas amigo?_preguntó el pollito._Voy a la escuela. Voy a aprender,_le contestó con alegría el perro, al tiempo que meneaba la cola como si con ella lo estuviera saludando; pero Amarillito esta vez no se puso a reír, ni le devolvió el saludo.Van a hacer los deberes escolares, _se dijo_, van a buscar la comida que le encargó su mamá, van a la escuela. Es que ¿acaso ya nadie juega en esta finca?El perro que lo oyó le dijo: _Si, todos seguimos jugando como siempre, pero primero hay que hacer otras cosas que son muy importantes, cada cosa a su debido tiempo, después jugaremos.“Amarillito comenzaba a ponerse verde de rabia, le iba a dar un ataque de furia, y picotear al perro cuando el aire arrastraba un papel y fue a ver cómo se movía.”“El papel estaba escrito con letras negras. Amarillito que no sabía leer ni escribir, aunque ya tenía edad para eso, se puso a picotear las negras letras como si éstas fueran hormigas o gusanitos.” “Una paloma que lo había observado todo desde una de las ramas del árbol, al ver la desesperación del pollito que picoteaba y repicoteaba los negros trazos sobre el papel, le dijo: _No, pequeño Amarillito, esas cosas que picas no son hormigas ni bichos, ni lombrices, ni gusanitos.El pollito, con cara de asombro, miró a su vecina y le preguntó: _¿Qué son, amiga paloma?Esas figuras que picas y picas, son letras escritas en las hojas de un libro. ¿No lo sabías?_No, yo no lo sabía._¡Claro, si no lo has aprendido no puedes conocerlas!, tú solo piensas en jugar, ¿no sabes acaso que hay cosas tan importantes como jugar?_¿Y dónde se aprende?_Se aprende en la escuela infantil._¿Y cómo se aprende?_Se aprende estudiando.“Se aprende estudiando….en la escuela infantil”_Entonces ya no podré jugar mas, tengo que ir a la escuela, dijo Amarillito._No por eso no tienes que dejar de jugar, primero vas a la escuela, llegas a tu casa por la tarde, sales a jugar un rato hasta que tu mamá gallina te llame, te bañas, comes y haces tus deberes. Ves, hay tiempo para todo, porque hay cosas que se hacen primero y otras después, solo hay que organizar el tiempo.Entonces el pollito Amarillito, dobló la hoja escrita y lleno de alegría por haber comprendido algo tan importante, corrió por el camino hacia la escuela infantil.

miércoles, 22 de julio de 2009

VAYA BANQUETE (Cuento)

Había en una aldea lejana dos animalitos que vivían en sus casitas, una frente a otra. Uno de ellos se llamaba don Cigüeño Zanquilargo. Su vecino, don Zorillo Chungoncete, era un zorro que siempre estaba urdiendo bromas para divertirse a costa de los demás. - Cómo me arreglaré para burlarme de don Cigüeño? -cavilaba el zorro. Estuvo pensando y pensando, y finalmente halló la solución. - Don Cigüeño -dijo un día al pescador, acercándose hasta él-, somos vecinos, pero apenas nos hablamos más de lo indispensable. No le parece que no está bien? Por mi parte, deseo que entablemos una gran amistad, y como prueba del mejor deseo que me guía, le invito a usted a comer en mi casa.
Me parece una idea excelente, señor vecino. Cuente conmigo. Le parece bien mañana? - Estupendo, don Cigüeño! Mañana le espero a usted sentado a la mesa. - Así, cuando, al día siguiente, se presentó el invitado don Cigüeño, encontró sobre la mesa dos grandes platos de natillas. - Oh, natillas! Con lo que a mí me gustan las natillas... ! -exclamó, haciéndosele el pico agua. - Pues, adelante -dijo riendo el zorro-. Empecemos a comer! Y comía y comía. Pero no así el infeliz don Cigüeño, que picaba en el plato, pero no conseguía retener en su largo pico la golosina.
Don Cigüeño Zanquilargo picaba y picaba, ansioso del dulce festín; pero inútilmente. Aquel largo pico no lograba coger la más pequeña porción del apetitoso manjar. Las carcajadas de don Zorillo se oían desde la calle. Por fin, don Cigüeño se marchó de la casa de su vecino, conteniendo su mal humor. Y, entretanto, la risa del burlón zorro sonaba más y mejor.
Transcurrieron dos o tres días, y una tarde que el burlón zorro se paseaba por la alameda, vio llegar junto a ´l a don Cigüeño, que le dijo: - Señor don Zorrillo: tengo preparadas dos raciones de natillas que están diciendo: "Comedme". Quiere venir y las saborearemos tranquilamente? - Natillas...? Son mi bocado predilecto! -aprobó el zorro-. Vayamos allá, amigo don Cigüeño. Precisamente hoy no he logrado encontrar caza y estoy en ayunas desde ayer. - Hemos llegado a mi casa -dijo a este punto don Cigüeño-. Pase usted y sentémonos a la mesa.
Penetró don Zorrillo en la casa, pero bien pronto desapareció de su rostro el gesto de contento, al echar una mirada sobre la mesa. Allí había, sobre el limpio mantel, dos altas jarras de estrecho cuello, conteniendo la sabrosa comida. - Siéntese el señor don Zorrillo y empecemos a comer -ofreció el amo de la casa, al tiempo que introducía el pico por el estrecho cuello de una de las jarras y comenzaba así a saborear su contenido.
El zorro daba vueltas alrededor de la otra jarra. No podía meter el hocico por la estrecha abertura, y sufría viendo las natillas tan próximas a su lengua y, al mismo tiempo, tan lejos de ella. Y empezó a lamer el cristal de la jarra, ya que no podía hacer mejor cosa, preguntando después a don Cigüeño:
- No tiene usted, señor vecino, alguna otra cosa que darme para postre de este convite? - Sí -contestó el otro, terminando de comerse las dos raciones. A continuación abrió un cajón de la mesa, y, sacando un paquete, se lo entregó a don Zorrillo. Al abrirlo éste, vio que dentro de él había solamente un cartel que decía: Donde las dan, las toman. Escarmentó desde entonces y ya nunca volvió a burlarse de los demás.

domingo, 12 de julio de 2009

SEGUN NUESTROS DERECHOS


La Constitución establece que todos tenemos determinados derechos:
Derecho a la educación.
Derecho a no ser discriminados por nuestra raza, sexo, religión ni por ninguna otra circunstancia personal.
Derecho a elegir a nuestros representantes a partir de los dieciocho años.
Derecho a expresar libremente nuestra opinión. Derecho a un trabajo que asegure una vida digna.
Derecho a asociarnos con otras personas para defender nuestras ideas.

No todos disfrutamos plenamente de estos derechos. Así, hay muchas personas que no tienen trabajo o que sufren algún tipo de discriminación.
La convivencia: una tarea de todos.
Para poner en práctica estos derechos y deberes, podemos empezar con tareas sencillas, como estas:
Participar en las decisiones de nuestro grupo de amigos, respetando la opinión de los demás.
Ser comprensivos con los problemas de los demás.
Cumplir con responsabilidad nuestros deberes en casa, en clase, en la escuela.....
Respetar los derechos de los demás y rechazar las discriminaciones.
No sufrir agresiones de ningún tipo.

CAMBIEMOS LA FORMA DE CONVIVIR EN NUESTRO COLEGIO


En realidad, el grado de “salud institucional” no está dado por la ausencia de los conflictos, sino por la forma como los reconoce, los afronta y puede solucionarlos. Pero, la normativa institucional, planteada en el ideario educativo, no los resuelve; sino que premia, castiga, prescribe y proscribe.
La convivencia es una forma de vivir que debemos escoger desde muy jóvenes y esta puede ser positiva o negativa. Para la convivencia positiva es necesario el respeto, el amor y la tolerancia hacia las otras personas.
La necesidad de educar en la convivencia es cada vez más urgente, por ello las administraciones educativas tienen el deber y la responsabilidad de favorecer esta educación en la convivencia así como de proponer y desarrollar, por todos los medios a su alcance, las posibles soluciones que, desde distintas perspectivas, tienen un objetivo común: favorecer la convivencia en las aulas.

PAPEL DE LA COMUNICACIÓN

Los procesos comunicativos son constitutivos en la convivencia escolar, y deben ser objeto de reflexión por parte de los actores educativos con el fin de generar ambientes más propicios para la formación integral de los estudiantes y para la construcción de una sociedad más civilizada.